Toda gran ciudad tiene un hotel que, puede decirse, nos cuenta su historia. El Gran Hotel Ciudad de México es la historia y sus personajes.
Tanto, Paris como Madrid, tienen el “Ritz”. Buenos Aires, el “Hotel Alvear”. Algo parecido sucede con el “Gran Hotel Ciudad de México”. Esta ubicado en el corazón del Distrito Federal. Algunos de sus detalles característicos: Ascensores de comienzos del siglo XX, vitrales Tiffany y decoración Art Nouveau. Además de su estratégica ubicación, al suroeste de la”Plaza de la Constitución”. En su esquina opuesta, se ubican las ruinas del “Templo Mayor”, también lo rodean otros monumentos de gran belleza, la “Catedral” y el “Palacio Nacional”.
Su historia se inicia en 1529, cuando comenzó a edificarse el “Portal de los Mercaderes”, que tan solo contaba con tres casas. Poco tiempo había pasado desde la conquista y aquellas construcciones animaban la esquina de 16 de Septiembre y 5 de Febrero. En el año 1895, el francés Sebastián Roberts, da comienzo a la construcción del “Centro Comercial”. El centro se construyo sobre los restos de una de aquellas tres primeras casas, la que perteneciera al duque Rodrigo de Albornoz, para hacerlo hubo que derrumbar sus tradicionales portales. Su inauguración se produjo el 1º de Septiembre de 1899, fue inaugurado por el entonces presidente, el general Porfirio Díaz.
El destino del “Centro Mercantil”, en sus comienzos, era ser la primera tienda departamental de lujo en América (una especie de los actuales Shoppings), en el se exhibirían las mejores joyas, telas importadas, sombreros y finos trajes, además de otros tantos objetos de consumo por aquellos años. Con el objetivo de unificar su fachada al resto de las construcciones, se la recicló en un estilo neocolonial.
Suspendido sobre las escaleras de acceso, un enorme candil estilo Luis XV, anuncia la dedicación puesta en su decoración. Un vitral estilo Tiffany, único en el mundo, es como la frutilla del postre, el vitral esta firmado por un artista de la escuela de Nancy, Jaques Gruber. Su cúpula, policromada, fue realizada en Francia en 1908, pero se la monto en México. Una escalera Imperial de doble caracol con herrería en una sola pieza va del primer al tercer piso (se empleo la misma técnica de construcción que la Torre Eiffel), un sistema de 150 luces ponen al vitral en un primerísimo plano y sus elevadores son maravillas de su construcción.
Era moneda frecuente por aquellos años, ver a políticos, grandes empresarios y artistas caminar por sus pasillos. Cantinflas y Agustín Lara eran asiduos clientes de su cafetería. Fue, escenario de gran cantidad de películas.
Casi con la misma estructura, se inauguro el “Gran Hotel”, conservándose los magníficos elementos de su decoración. Tomar un café o cenar en el “Gran Hotel Ciudad de México”, se cuenta entre uno de los placeres mas grandes que ofrece. Desde su terraza se tiene una vista increíble.
El paso del tiempo y el hundimiento de subsuelo, hicieron que la construcción se inclinara de izquierda a derecha. La remodelación se llevo a cabo con la aprobación y supervisión del “Instituto Nacional de Bellas Artes” (INBA) y el “Instituto Nacional de Antropología e Historia” (INAH) DE México. Las reparaciones, fueron tan exhaustivas que sus actuales dueños debieron sacar absolutamente todo lo que había en su interior, desde, las ventanas y las camas, hasta los ceniceros. Quedo solamente su estructura y así se consiguió nivelarlo nuevamente.
Si queremos darnos una vuelta por aquel glamoroso pasado, el “El Gran Hotel”, es una muy buena opción. Cuenta con 62 habitaciones con absolutamente todos los detalles, entre los que se encuentra Internet de banda ancha. Su decoración nos hace creer que fue robada de algún cuento de hadas. Tiene un café, un gimnasio y dos restaurantes.